13 dic 2008

El hechizo sangriento

En un principio, el método de la Condesa para robar la belleza y juventud a sus víctimas era muy simple: un corte en las yugulares colgando de los pies, como si fueran ganado, bastaba para embadurnarse de sangre a placer.

Elizabeth constataría pronto que este método resultaba muy ineficiente. Al matar a la víctima, ya no se le podían hacer más extracciones en el futuro.

Por tanto, comenzó a desangrarlas lentamente a lo largo de prolongadas sesiones de tortura, donde trataba de preservar su vida para utilizarlas de nuevo en el futuro. Estas sesiones calenturientas, con un grado importante de contacto físico, adquirieron pronto un carácter erótico. Cuando Elizabeth creyó observar que la sangre de una víctima excitada sexualmente resultaba mucho más eficaz para transmitirle su belleza y juventud, vinieron a transformarse en largas sesiones de sadomasoquismo extremo.

Si Elizabeth hubiera tenido conocimientos básicos de anatomía y microbiología modernas, y acceso a antibióticos y fármacos contra la anemia, la mayor parte de sus víctimas habrían sobrevivido. Pero faltaban más de 200 años para que todo eso se descubriera, con lo que registraban un fallecimiento cada tres días. Por ello, Elizabeth siempre tenía una o dos docenas de víctimas disponibles en el castillo, para ir rotándolas constantemente.

Con el paso de los años, la Condesa fue perfeccionando sus técnicas más y más. Hacia el final, las extracciones consistían en sofisticados rituales tan crueles y elaborados que sólo le permitían dormir unas pocas horas al día. Se alimentaba casi exclusivamente de la carne y la sangre de sus víctimas, y no se preocupaba de tomar medidas para ocultar sus acciones. Es probable que, sometida a enormes presiones externas, perdiera el sentido de la realidad.

Según cuentan, todos estos esfuerzos tuvieron su recompensa. Se dice que, una vez descubierta y emparedada entre los muros de su castillo, la Condesa Elizabeth Báthory moriría a los 54 años siendo la mujer más hermosa de Hungría y aparentando menos de treinta. Tanto es así que sus guardianes, soldadesca poco sofisticada y nada dispuesta a dejarse impresionar por los encantos de la madurez, se turnaban para espiarla por el agujero por donde le pasaban la comida. La leyenda de la Condesa Sangrienta había nacido.





[www.geocities.com/lacondesabathory]

1 comentario:

Unknown dijo...

Quería agradecerte la cita y comunicarte que www.geocities.com/lacondesabathory ha incorporado un nuevo estudio: "Elizabeth Báthory: política y religión". Por si resultara de tu interés.

También me gustaría invitarte a participar en el foro, si lo deseas. Acaba de ponerse en marcha y apenas se mueve todavía, pero poco a poco...