Espejo amado, busco tu mirada para que respondas. ¿Qué es esto que pasa? En ti he buscado el éxtasis y en la concreta muerte de la joven estaqueada logré la permanencia, pero el brillo de su mirada era mudo. En el canto de Ilona, en cambio, vino a mí un insoportable silencio abierto en la música, que se crea y deshace. ¿Sabré hacer definitivo ese instante?
(...)
Ciclos de la luna
de espejo cambiante
rodéenme de púrpura
y seré inabarcable.
Costas, mares,
llanos y montañas
de la séptima luna,
escuchen mi plegaria.
Lobos de corazón frío
desgarren en manadas
príncipes, reyes
y jueces mendicantes.
Desnúdenme oh ciclos,
siete lunas de sangre
carentes de mañana.
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